D. José Ortega y Gasset, en su Prólogo para franceses de su gran libro de reflexiones «La Rebelión de las masas», decía a principios del siglo XX:
Por esto recomiendo al lector que ahorre la malignidad de una sonrisa al encontrar que en los últimos capítulos de este volumen se hace con cierto denuedo, frente al cariz opuesto de las apariencias actuales, la afirmación de una pasión, de una probable unidad estatal de Europa. No niego que los Estados Unidos de Europa son una de las fantasías más módicas que existen, y no me hago solidario de lo que otros han pensado bajo estos signos verbales. Mas, por otra parte, es sumamente improbable que una sociedad, una colectividad tan madura como la que ya forman los pueblos europeos, no ande cerca de crearse su artefacto estatal mediante el cual formalice el ejercicio del poder público europeo ya existente. No es, pues, debilidad ante las solicitaciones de la fantasía ni propensión a un «idealismo» que detesto, y contra el cual he combatido toda mi vida, lo que me lleva a pensar así. Ha sido el realismo histórico el que me ha enseñado a ver que la unidad de Europa como sociedad no es un «ideal», sino un hecho y de muy vieja cotidianidad. Ahora bien: una vez que se ha visto esto, la probabilidad de un Estado general europeo se impone necesariamente. La ocasión que lleve súbitamente a término el proceso puede ser cualquiera: por ejemplo, la coleta de un chino que asome por los Urales o bien una sacudida del gran magma islámico.
Hemos repintado la sacudida del gran magma islámico, porque en los últimos años estamos viviendo profundos cambios en el mundo musulmán, que no solo cambiarán sus propios estatus, sino que también producirán modificaciones estructurales profundas en las demás civilizaciones, principalmente la Occidental o Cristiana, la más afectada.
Los trabajos de investigación que se sucederán en esta página, formarán los capítulos de un libro, en el cual se analizarán los cambios producidos en cada uno de los países islámicos y su repercusión en Occidente y más concretamente en el ámbito territorial que nos atañe: Europa y el Mediterráneo.
Debemos aclarar que el año de referencia es 1970, asombrándonos que en la mayoría de los países musulmanes eran monarquías o republicas parlamentarias, con todos los «peros» que se puedan poner, pero en los que la mujer era libre para vestir, para estudiar, opinar, trabajar, etc. ¡Cuánto ha cambiado todo desde entonces! Por otra parte la sociedad occidental de 1970 era más tolerante que la actual y lo expresa una persona, el autor de esta obra, que terminó su carrera militar en dicho año, luego pasó por varias universidades, según los destinos castrenses, doctorándose en la Universidad de Granada en Geografía e Historia en el años 2002.
Los capítulos que vayan colgándose en esta página, no llevan un orden, sino que se publicarán la situación de los países conforme se vayan terminando las investigaciones, advirtiendo al lector que todas las fuentes son de carácter periodístico, bien que con contrastadas, y trabajos de instituciones que se dedican al mundo geopolítico.


















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